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Jesús es el Dios con nosotros. (Meditación de la primera lectura del Domingo IV de Adviento del Ciclo A).

   Meditación.

   1. Jesús es el Dios con nosotros.

   Meditación de IS. 7, 10-14.

   Los sirios se aliaron con las autoridades del norte de Israel para atacar a Acaz, rey de Judá en Jerusalén. Ello hizo que el citado rey temiera, tanto por el final de su reinado, como por la posible cautividad de los supervivientes de su pueblo. Isaías predijo la disolución de la alianza entre sirios e israelitas (IS. 7, 4-9). Por causa de dicha alianza, Israel sería destruido (IS. 8, 1-4). Asiria sería el instrumento utilizado por Dios para destruir a Israel y castigar a Judá por causa de sus pecados (IS. 7, 8-25). Dios no permitiría que Judá llegase a ser destruida, porque su misericordia no puede extinguirse (IS. 8, 1-15).
   Acaz cambió la ayuda que podría haber recibido de Dios gratuitamente, por la ayuda que compró de los asirios pagándola con oro y plata del Templo de Jerusalén. Los asirios le aportaron a Acaz más dificultades que beneficios.
   Aunque Dios le dijo a Acaz por medio del Profeta Isaías que le pidiera una señal demostrativa de su providencia, el rey rehusó la ayuda divina con la excusa de no poner a prueba el amor de Yahveh para no molestar a su citado siervo, y evitar rechazar el pacto que hizo con los asirios, para hacerles frente a los israelitas y a los sirios.
   ¿Hemos evitado cumplir la voluntad de Dios en alguna ocasión utilizando la excusa de no ponerlo a prueba?
   ¿Quién era el niño cuyo nacimiento fue anunciado por el Profeta Isaías? Tal niño no podía ser el primer hijo del primero de los Profetas Mayores, ya que el nombre de este era Sear Yasub (IS. 7, 3), y no tuvo ningún hijo que se llamara Emmanuel. No faltan quienes piensan que, dado que la primera esposa del Profeta falleció, este se casó con otra, con la que pudo tener un hijo llamado Emmanuel. También se puede pensar que una joven doncella de Acaz tuvo un hijo, después de cuyo nacimiento fueron derrotados los dos reyes enemigos de Judá. Un cumplimiento posterior de esta profecía aparece en MT. 1, 23, donde Jesús es el Emmanuel (Dios con nosotros) cuyo Nacimiento fue profetizado, para que pudiera liberar a su pueblo, del castigo merecido por sus pecados (MT. 1, 21).
   Dado que estamos al iniciar la celebración de la Natividad de Nuestro Salvador, es interesante concluir esta meditación, respondiendo las siguientes preguntas:
   ¿Quién es Jesús para nosotros?
   ¿Qué le aporta Jesús a nuestra vida?
   ¿Qué esperamos de Nuestro Hermano y Señor?

José Portillo Pérez
joseportilloperez@gmail.com